El periodista que repara paraguas

Por.:ALEJANDRO SANTANA
En ocasiones, me he preguntado, si los jefes católicos, de épocas pasadas, los que obligaron a Galileo Galiey, subir a un escenario a desmentir su tesis de que la tierra era la que se movía alrededor del sol estuvieron en lo cierto, o su verdad era irrefutable.
También he reflexionado sobre el alegato del diablo, cuando por asumir una actitud, egoísta, soltó el caballo que estaba amarrado cerca de un sembradío de maíz, cuyas mazorcas estaban en franca maduración. Se las comió y eso desato varias muertes, y cuando le inquirieron reacciono de manera inocente…Yo solo he soltado el caballo.
También suelo reflexionar, extrañado cuando acusaron al comediante, Leopoldo Fernández, tres patines, de haberse robado una vaca y su explicación, fue tan inocente que alego que el animal se le había ido detrás cuando pasaba por el lugar.
O cuando recuerdo la estrofa de una canción, que popularizo Johnny Ventura, donde se enteraba que de los ocho o diez hijo que habían tenido una pareja, el negrito que al parecer por su color era la ojeriza, le llego la versión de que ese negrito era el único hijo de todos.
También cuando recuerdo que antes, cuando alguien se moría y había que acudir a la iglesia para la misa de salvación, se cobraba a los parientes para sacar al muerto del purgatorio.
No se por qué razón acude a mi memoria , el contenido de una especie de placa pequeña que había en la puerta de entrada de ciertas casas, que decía… En esta casa Trujillo es el jefe y otra que decía…. Mis mejores amigos son los hombres de trabajo.
Siempre me impresiono, el hecho de que un carrito cepillo, que solía transitar las calles, estaba equipado de micrófonos y grabadora que captaba lo que uno decía a varios kilómetros. Creencia, la Era de Trujillo…
Saben que yo, cuando entre en conocimiento de tantas cosas, me imagine que el dictador Rafael Leónidas Trujillo, era un captador de primera…. Las mejores, las más bellas mujeres, debían pasar por su cama primero.
Dentro de tantas, cosas que nunca he entendido está el hecho de que al Papa de Roma, cuando entra en contacto con los creyentes de su doctrina, hay que besarle el anillo…. Supongo que en esa creencia el anillo es la puerta de entrada a la salvación.
Saben que también me impacta la estrofa de una canción. De una bachata, que dice… Si yo entrego el alma en cada beso que doy, porque me traicionan. Creo que es una pregunta, que muchos nos hemos hecho…
Hay tantas cosas sobre las cuales hablar, pero lo voy a dejar hasta ahí, por ahora, acogiéndome a la creencia que tenía mi difunta madre de que cuando el diablo no tenía nada que hacer, se ponía a matar moscas con el rabo, pero les aseguro que estos son fragmentos de muchos temas de un libro que se está terminando de escribir. Y que para cuando ocurra ya estemos paseándonos en el teleférico deseado en nuestra Provincia, Nada personal.
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